649ª Días 9 Y 10 De Abril – Salida Fin De Semana

 El Parque Natural de Aizkorri, marca la divisoria de aguas entre el Golfo de Vizcaya y el Mediterráneo, y a su vez entre las provincias de Álava y Guipúzcoa. Sus agrestes picos de caliza constituyen la cordillera más elevada del País Vasco, culminando en la cumbre del Aitxuri, con sus 1551 metros sobre el nivel del mar. Entre sus elogiados rasgos paisajísticos cabe reseñar sus frondosos bosques de hayas y robles, sus praderíos y extensas campiñas de montaña, su relieve geológico kárstico,…ligados todos ellos a una rica y larga tradición pastoril y forestal. 

 Comenzaremos nuestra travesía en la localidad alavesa de Araia, para situarnos, tras una primera ascensión, en la base rocosa del monte Aratx. Continuando por la denominada Senda del Pastoreo, surcaremos un precioso hayedo asentado sobre un prominente lapiaz kárstico. Hacia mitad de trayecto, también pasaremos junto a la popular calzada medieval que emplean los peregrinos rumbo a Santiago, siguiendo el Camino Vasco del Interior. El último tramo de nuestro itinerario, se adentrará por las célebres Campas de Urbía. Un extraordinario escenario de verdes praderas, con amplias vistas, bajo las estribaciones afiladas de la impresionante cresta rocosa del Aizkorri. Acabaremos la ruta en el Santuario de Aranzazu, mítico centro religioso de primer orden enclavado en un entorno de belleza excepcional. 

En la base de los montes del puerto de Opakua, tiene su nacimiento el río Zadorra, bajo las divisorias calizas de la Sierra de Entzia. Su cuenca fluvial se adentra a través de la Llanada Alavesa, surcando la ciudad de Vitoria para desembocar en el río Ebro en las inmediaciones de Miranda de Ebro. El paraje donde emerge atesora unos valores paisajísticos y medioambientales extraordinarios. En el mismo hallamos una muestra relicta de robledal de llanura, uno de los pocos bosques centenarios que sobrevivieron en Álava tras una intensa roturación agraria. Se trata de un robledal integrado por enormes árboles trasmochos. Los trasmochos se talaban a cierta altura, de esta manera los ejemplares no perecían y volvían a rebrotar y a generar ramaje a un nivel determinado del tronco, generalmente a unos 2 metros del suelo. La madera se utilizaba para fabricar carbón vegetal, para leña de hogar, para producir ramón y bellota, incluso para fabricar piezas de navíos en tiempos de la Armada Invencible. Transcurridos diez, quince o veinte años, cada roble se volvía a podar, en función de las dimensiones de la tablazón que se desease obtener. Los enormes robles carballos de los Arimotxes aparecen dispersos sobre el terreno pues conformaban también una antigua dehesa donde pacía el ganado. De esto y sobre otras muchas cosas más os hablaremos en este precioso recorrido circular escoltados por estos majestuosos gigantes leñosos.